Ciudad, autopistas, viajes de cuatro horas, caminos de tierra. No tuvimos piedad con el Fabia 1.2. Comodidad, calidad de materiales y buen consumo son los pilares mejor puestos del hatchback de origen checo.
Poco antes de la Navidad de 2000 me subí por primera vez a un Skoda. Se trataba del sedán Octavia con un motor diésel 1.9. Y la buena impresión de la marca, que en ese entonces poco conocía, me quedó para siempre. Incluso después de haber transcurrido casi una década y probar recientemente el nuevo Fabia con motor bencinero de 1.2 litros.
Poco a poco y con el correr de las horas y los días (lo tuve conmigo de lunes a jueves), uno se va convenciendo con este noble hatchback de cinco puertas. Y borrando los prejuicios, tal como -admito- los tenía en la antesala de este autotest.
Mi principal aprensión tenía que ver con la agilidad de su reducido motor gasolinero de tres cilindros en línea. Convengamos que no es un turbo pero sí una decisión del fabricante muy acertada, que coloca bajo el capó un propulsor que mueve con eficacia la carrocería, teniendo en cuenta el bajo peso del coche y sus formas aerodinámicas. Y, claro, todo con un resultado en el consumo de combustible bastante conveniente y, que me atrevería a asegurar, entre los mejores si no el mejor de su segmento, donde la oferta es amplia, variada y altamente competitiva.
De todos modos, no confundamos a nadie: la agilidad es normal y nunca sobresaliente, se puede ir rápido por la autopista pero siempre se sentirá un mejor desplazamiento en una carretera despejada que una congestionada.
De la estabilidad no tengo ningún reproche porque como buen Skoda es un auto que al tacto se siente firme, bien hecho, uno cierra una puerta y el sonido está afirmando eso, que es un producto bien puesto y con sustancia.
Velocidad crucero
Punto aparte y toda una particularidad resulta la posibilidad de contar con control de velocidad de crucero en un auto de su precio y, además, con cambio manual. Pero la tiene y funciona con la quinta marcha engranada.
En otro plano, uno más bien estético, yo diría que es un auto con un diseño al que suelo llamar de amplio espectro, porque tengo testigos y puedo asegurar que es capaz de seducir a un chico sobrio de unos 20 años hasta un adulto joven –ni tan joven- que ya promedie los 50. Pero en un rango intermedio, diría que le queda muy bien a personalidades juveniles, que privilegian la calidad por sobre la parafernalia.
En resumen
En su interior se vive con buenas medidas de espacio e iluminación natural y se agradece el ingenio para dejar sitios donde portar o guardar cosas.
Los traslados extensos son una buena prueba de que el auto está pensado en el confort de sus ocupantes: nadie saldrá necesitando con urgencia un masaje descontracturante.
Los precios de las gasolinas no estarán eternamente en los bajos valores de la actualidad. Cuando todo suba, los dueños del Fabia no sentirán un impacto tan fuerte porque su eficiencia es notable.
En cifras
17 kilómetros por litro es aproximadamente el rendimiento promedio de su consumo de combustible.
14 pulgadas tienen las llantas con perfil de 185/60
140 gr/km de C02 es el nivel de emisiones contaminantes (relativamente bajo) del Fabia 1.2
1.125 kilos es el peso total del hatchback de cinco puertas.
45 litros es la capacidad máxima del depósito de combustible.
800 kilómetros en forma aproximada es la autonomía de movimiento con el estanque lleno.
fuente: tacometro.cl
